Cultivado desde tiempos remotos en el cercano Oriente, el Ajo es un bulbo muy apreciado en toda el área mediterránea, donde no sólo se ha utilizado como condimento sino que además se ha utilizado como remedio para la sanación de numerosas afecciones.

El Ajo, es considerado un antibacterial additives miembro de la familia de las liliáceas a la que también pertenecen otras especies como: el lirio, la cebolla y el tulipán.

Su tallo, del que salen varias hojas aplanadas, puede llegar al medio metro de altura; en su extremo terminal brotan las flores aunadas en grupos llamados inflorescencias en los que los pequeños tallos florales convergen en un punto del tallo central, tal estructura corresponde a la denominada umbela.

Las flores son pequeñas y de color blanquecino con un leve tono malva y están envueltas por tejidos membranosos e incluso surge junto a una serie de pequeños bulbos que pueden usarse para que la plata se reproduzca.

La parte comestibles del Ajo es el bulbo o tallo subterráneo, denominado “cabeza”, que está compuesto por un conjunto de bulbos menores o dientes envueltos por una membrana unida a varias hojas de consistencia similar a la del papel.

Propiedades medicinales

Este aditivo tiene un sabor peculiar y característico que tiende a picar por lo que se utiliza como condimento para aliñar salsas y acompañar comidas. Se aprovechan asimismo sus propiedades medicinales, entre las que se incluyen sus cualidades antisépticas, estomacales, diuréticas y febrífugas, lo que quiere decir que combate la fiebre.

Su acción es tal fuerte en el organismo que puede producir irritación sobre la piel y sobre las mucosas gástricas.

Su cultivo tiene origen en Europa Meridional y en algunos países americanos como: México y Argentina. Precisa un suelo poroso, bien drenado y aireado; además, resiste a una gran diversidad de condiciones climáticas y se desarrolla preferiblemente en zonas de clima templado.

Se multiplica por semillas o mediante los dientes, que se plantan al llegar el otoño a una profundidad de unos 4 CM. Cuando las hojas se marchitan, lo que suele suceder llegando el mes de julio, deben desenterrarse los bulbos y proceder a su secado, antes de almacenarlos para su posterior consumo. El secado y la conservación de los ajos se efectúan mediante la unión de los bulbos entrelazados por los tallos formando las denominadas ristras.

Remedio caseros con Ajo

Gracias a las numerosas propiedades de esta planta existen diversos remedios que incluyen el aditivo, junto a otros ingredientes, ayudando con frecuencia a la sanación de afecciones estomacales así como la gastritis.

Aunque los remedios caseros jamás podrán sustituir la medicina convencional, se conoce que el ajo tiene un alto potencial para servir como antibiótico natural que comprende muchas propiedades terapéuticas. 

Algo tan común como la gripe puede ser curada con este bulbo, con sólo masticar uno o dos dientes de ajo es suficientes para liberar en el organismo los beneficios de dicho aditivo.

En el caso de las várices, también hay un remedio casero para eliminar estos defectos, así que no pierdas tu tiempo tapando tu belleza, levanta el ánimo y prepárate para ver el cambio. 

Lo que necesitas tener a la mano es: 

  • 6 dientes de ajo
  • tres cucharadas de aceite de oliva 
  • Jugo de limón

Los tres ingredientes los colocas en un bol, ya integrados, se mezcla bien y se deja reposar 12 horas; para su aplicación puedes masajear todas las noches las zonas de tus piernas donde tengas las várices, lo ideal es masajes las zonas de forma circular, de esta forma estaremos ayudando en la circulación y disminuyendo alguna inflación que puedas tener en tus hermosas piernas. Es importante que el ajo sea agregado en rodajas.

En el caso de la tos lo que necesitas es ajo, miel y aceite de oliva y para su preparación necesitarás:

  • 1 ajo previamente cocido (que no supere los 60° debido a que al superar esta temperatura el bulbo perderá sus propiedades curativas)
  • 3 cucharadas de miel
  • 4 cucharadas de aceite de oliva 

Una vez cocinado el ajo, se muele hasta quedar una pasta, se echa en un recipiente con las 3 cucharadas de miel junto a las 4 de oliva. Al tener lista la mezcla, se deposita en un frasco y de ahí directo a la nevera para ser tomado todas las noches, su efecto se activará directamente en la zona bronquial y en el caso de que exista flema, este remedio casero servirá como expectorante para expulsar lo que esté alojado en los bronquios